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José Melgar: el mejor café que me he tomado no sabía tan bien

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Quiero compartir esta experiencia que me llevó a ver lo importante de la cultura de las empresas y de cómo un café fue para mí una señal del cielo.

Desde hace algunos años he visto cómo la vida se va conformando por un cúmulo de ciclos. Yo los visualizo como círculos que lentamente se acumulan creando una forma única e irrepetible.

Cada uno de estos ciclos tienen un inicio, un tiempo de crecimiento y, tarde o temprano, terminarán para dar paso a nuevos ciclos.

En cada uno de ellos tenemos la fortuna de coincidir con personas excepcionales, pero también tenemos el reto de encontrarnos con personas que nos enseñan de formas inusuales.

Hace algunos años trabajaba en una empresa grande y reconocida, en la que tenía un buen equipo de trabajo, que con el tiempo se convirtieron en otra familia. El ambiente laboral era muy agradable e inspirador.

Luego de cumplir algunos años en dicha empresa, me atreví a pedirle a mi jefa un aumento salarial. Curiosamente me costó tanto que me imaginé otra vez en primero básico queriendo decirle algo bonito a una chica.

Pero las políticas de la empresa no permitían ascensos salariales a menos que las personas escalaran de puesto, algo totalmente comprensible. En mi caso, lamentablemente no reunía las cualidades académicas y de experiencia para optar al puesto de gerente, por lo que mi solicitud fue denegada.

Dos meses después, como si el cielo hubiera presenciado aquella experiencia, recibí una llamada del director de una agencia de publicidad que se había interesado en mi trabajo. Y me propuso un salario más atractivo. Sin pensarlo, acepté, dando fin a mi ciclo en aquella excelente empresa.

Cuando inicié en el nuevo trabajo, todo parecía muy bien, era un reto nuevo, personas nuevas que conocer. De cierta forma sentí que mi ego se infló al escuchar cómo hablaban de mi trabajo.

Pero no sabía la lección que me esperaba. A las pocas semanas de haber empezado, las amabilidades del principio se fueron haciendo cada vez menos frecuentes y el ambiente empezó a tornarse estresante y tóxico.

Para los que han trabajado en agencias de publicidad o entornos creativos, comprenderán que hasta cierto punto, la tensión en esa industria es común. Pero este era un nuevo nivel de estrés que hacía que el ambiente fuera muy agotador. 

El director de la empresa sufría de una especie de bipolaridad que lo llevaba a ser super amable en un momento y, en cuestión de minutos, estaba vociferando todo tipo de maldiciones por cualquier situación.

A los dos meses ya estaba desesperado y listo para renunciar, pero mi esposa me pedía que esperara un tiempo más, porque nuestro bebé ya venía en camino. 

Fueron unos meses de mucha presión psicológica y un ambiente laboral nada agradable.

Poco tiempo después, como si el cielo hubiera escuchado (otra vez) aquella experiencia, uno de los clientes de la agencia solicitó que yo me trasladara a trabajar directamente en sus instalaciones, lo que en los departamentos de marketing se conoce como “personal in-house”.

Me notificaron de esa solicitud, por lo que me dispuse a trasladar mi equipo de trabajo.

Cuando llegué, el ambiente era muy profesional y amigable. Aunque todos estaban ocupados, la cultura de la empresa era muy constructiva.

El primer día, a pesar de ser un total desconocido, no pasaron 5 minutos antes de que alguien se acercara a saludarme y a invitarme al área de la cafetería, donde me presentaron a otras personas. 

José Melgar

En medio de risas, el amigo me señaló donde se encontraba la cafetera. 

El primer sorbo a ese café, lo sentí celestial, uno de los mejores que he probado, no porque en realidad estuviera bueno, sino porque fue una señal de que un ciclo se cerraba, dejando atrás aquel ambiente tóxico y dando paso a un nuevo capítulo en mi vida laboral.

Estas etapas me dejaron algunas lecciones que quiero compartir:

Desarrollar un ambiente laboral constructivo es muy importante para potenciar las capacidades de cada uno de los integrantes de un equipo. 

El dinero no lo es todo cuando nos vemos ante la posibilidad de un cambio laboral.

A veces los ciclos difíciles de tu vida tienen señales que te indican su fin, o más bien que te indican el inicio de uno nuevo. En mi caso, fue un café, de los mejores que he probado en mi vida, aunque en realidad no estaba tan bueno.


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