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Coronavirus y desinformación en redes sociales: el reto ante la crisis de salud mundial

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Información falsa, como que el coronavirus es provocado por la señal 5G de los teléfonos o que puede ser tratado con aceites esenciales, circula ampliamente en YouTube y otras redes sociales.

El 19 de marzo, Buzzfeed News publicó el artículo “YouTube Is Letting Millions Of People Watch Videos Promoting Misinformation About The Coronavirus”, en el que se arrojaba luz sobre videos que promueven seria desinformación sobre la crisis mundial que atravesamos a consecuencia del coronavirus.

Aquí una serie de extractos adaptados y traducidos del artículo original:

Puede evidenciarse que YouTube ha permitido que millones de personas vean videos que promueven información errónea sobre la pandemia del coronavirus.

Videos que afirman falsamente que los síntomas del coronavirus en realidad son causados por señales telefónicas 5G o que pueden curarse mediante la oración, así como también afirmaciones de que el gobierno del Reino Unido está mintiendo sobre el peligro que representa el virus, han sido vistos 7 millones de veces, según un análisis del Centro para contrarrestar el odio digital que se ha compartido con BuzzFeed News.

Una cuenta de YouTube perteneciente a un quiropráctico estadounidense llamado John Bergman, ha producido una serie de videos acerca del  COVID-19 que acumulan más de un millón de visitas. Bergman aboga por el uso de “aceites esenciales” y vitamina C para tratar la enfermedad y afirma falsamente que el desinfectante de manos causa “trastornos hormonales, cáncer, enfermedades cardíacas y diabetes … debilita el sistema inmunitario, además de que no funciona”.

Esto contradice directamente el consejo médico principal del Servicio Nacional de Salud del Reino Unido y de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU., que instan a las personas a lavarse las manos regularmente y usar desinfectante para manos si no hay agua y jabón disponibles.

Tres videos que promueven la teoría conspirativa de que los síntomas de COVID-19, la enfermedad causada por el coronavirus, son causados por señales móviles 5G se han visto más de 420,000 veces.

Uno de los videos más populares de YouTube sobre el coronavirus, producido por un predicador cristiano llamado Joseph Prince, afirma que el virus puede ser derrotado por el poder de la oración y sugiere que el diablo está alentando a las personas a la cuarentena, pero que las personas no contraerán el virus si rompen el autoaislamiento para asistir a ceremonias religiosas.

Los videos de YouTube producidos por el famoso teórico conspirativo, David Icke, afirman que COVID-19 fue creado artificialmente como parte de una conspiración para instalar un gobierno “orwelliano”. Sus videos de coronavirus han sido vistos un total de 686,000 veces.

Icke también ha insertado anuncios de una empresa llamada “NoHypeInvest” en todos sus videos en COVID-19, eludiendo las medidas destinadas a evitar que los canales de YouTube se beneficien de la difusión de la información errónea de COVID-19.

Imran Ahmed, CEO del Centro para contrarrestar el odio digital, dijo a BuzzFeed News: “Es moralmente inaceptable que YouTube continúe hospedando contenido con declaraciones falsas peligrosas sobre COVID-19″.

A menudo hay mucho más contenido engañoso en YouTube que en redes sociales, dijo William Dance, experto en lingüística y desinformación de la Universidad de Lancaster. “Una razón para esto es porque los enlaces de YouTube se pueden compartir y amplificar en otras plataformas.

En lugar de buscar explícitamente videos como este mediante búsquedas, la investigación muestra que una gran proporción del tiempo de visualización en YouTube se basa en recomendaciones. Dance dijo que esto puede significar que “los usuarios se encuentran en una cámara de eco apuntalada por un algoritmo que confirma y valida sus creencias de conspiración”.

Es extremadamente difícil para los investigadores comprender el peligro potencial y el impacto de la desinformación en YouTube, debido a la falta de transparencia y acceso a datos que ofrece la plataforma.

Un portavoz de YouTube dijo a BuzzFeed News: “En este momento crítico, estamos trabajando estrechamente con las autoridades de salud para garantizar que los usuarios vean la información más autorizada de la OMS y el NHS a través de paneles de información antes de ver cualquier otra cosa”.

“También tenemos políticas claras que prohíben los videos que promueven métodos sin fundamento médico para prevenir el coronavirus en lugar de buscar tratamiento médico, y eliminamos rápidamente los videos que violan estas políticas cuando nos damos cuenta de ellos”.

Puedes leer el artículo original dando clic aquí. 

 

Coronavirus y desinformación: los retos de las redes sociales

Mientras Facebook prohibió los anuncios que promovieran las ventas de mascarillas, Google buscó ubicar en las primeras posiciones de las páginas de respuestas las alertas gubernamentales, Twitter destacó los reportes oficiales y YouTube eliminó videos que pedían a las personas no buscar tratamiento médico si tenían los síntomas característicos del COVID-19, ningún esfuerzo ha sido suficiente para frenar la ola de desinformación y noticias falsas.

También podría interesarte: Así se habla del COVID-19 en el mundo, LATAM y Centroamércia.

Esto desnuda una realidad preocupante: las redes sociales, así como pueden ser vehículos de empoderamiento y democratización de la información, también pueden personificar el rostro más repugnante de las fake news y la desinformación.

Estas plataformas se están enfrentando a retos de credibilidad  que avanzan aún más rápido que la pandemia del coronavirus.

En buena medida la razón está en que las redes sociales, desde siempre, se han retratado como proveedores de la libertad de expresión, de “dar voz a los sin voz”, reunir y ser tribuna de comunidades que encuentran en el mundo digital el único lugar para conectarse.

En este sentido, no son las empresas detrás de los logos más reconocidos de redes sociales los responsables de tutelar los mensajes. Esta característica de discursos libres, que ha sido vital en casos tangibles como la llamada Primavera Árabe y la lucha contra regímenes totalitarios, regresa hoy para darnos una fuerte bofetada, recordándonos que es virtualmente imposible controlar lo que los usuarios individuales publican. Porque, después de todo, es el contenido generado por el usuario el núcleo de las redes sociales.

 

Entonces, ¿cómo afrontar el reto de la desinformación?

Las instituciones y organizaciones interesadas en combatir la desinformación (tal es el caso de Gobiernos, centros para el control de enfermedades, etc.), cuentan con protocolos y sistemas de alerta que hacen uso de canales como radios públicas, televisión por cable y hasta envío de mensajes de texto a teléfonos.

Sin embargo, en el contexto centroamericano, son muy pocas las que tienen protocolos igualmente sólidos para incluir a las redes sociales. Porque en muchos casos el principal fallo es que la información verídica y oficial tarda demasiado en llegar, es escasa o inexistente. Al haber un vacío de este tipo, son las noticias falsas, el pánico y la desinformación las que toman control de la narrativa.

“Creo que el primer gran aporte con la desinformación es no ser parte del problema. Las Fakenews no serían una amenaza si las personas no las compartieran, así que una regla de oro para mitigar los efectos de este fenómeno es la siguiente: compartir información por WhatsApp o cualquier medio digital solo si soy yo el que genera la información, el video o la grabación de voz. Puede ser que incluso aún así lo que este compartiendo no necesariamente sea cierto, pero al menos, lleva un componente personal que implica responsabilidad. Por otro lado, no importa si es el video de un médico en Italia, o un mensaje reenviado por un contacto de confianza, o algo que en parte es verdad, ninguno de estos es motivo para compartirlo si yo no estoy seguro al 100% de que la información es real. El “comparto por si a caso” es convertirnos en voceros del mal y de la mentira.” Jose Kont, Director de iLifebelt.

Desde las redes sociales el reto no es pequeño tampoco. Categorizar, posicionar y priorizar información certera es más importante que nunca. Hacer cambios a sus algoritmos, que permitan mayor visibilidad a la información verificada es el primer paso.

A ello debe sumarse una modificación de su ya muy bien afinada herramienta de segmentación (cuya principal y única función actualmente es publicitaria), para que los usuarios reciban la información verificada y confiable, en contexto local y a tiempo. Sus herramientas de inteligencia artificial que crean perfiles sumamente precisos de los usuarios de sus plataformas, también podrían ponerse al servicio de la identificación de las necesidades de comunidades locales y grupos específicos.

Pero el reto más grande, en donde recae el mayor peso es en la autorregulación del usuario. La alfabetización digital, el aprender a reconocer información falsa y malintencionada, pero sobre todo el no replicarla, implica cambios culturales profundos que no llegaran de un día para otro.

Además de difundir información falsa, las investigaciones sugieren que las plataformas de redes sociales tienen el potencial de aumentar los problemas de salud mental entre los usuarios. Si has experimentado un mayor estrés, ansiedad, depresión o ira debido a las redes sociales, plataformas como BetterHelp que cuentan con terapeutas profesionales, pueden ayudarte.

Nos corresponde a quienes tenemos tribunas en los espacios digitales cuidar más que nunca el contenido que producimos, para que agregue valor sin generar más ruido, y apuntalar los esfuerzos en materia de combate a las noticias falsas y la desinformación, tanto propios como de otras organizaciones con sus propias tribunas digitales.

Te recomendamos leer nuestra guía de 8 pasos para detectar noticias falsas.

 

 

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